Educación sexual

Tenemos el compromiso de promover la adquisición de habilidades emocionales, sociales y cognitivas, que permitan a las niñas y a los niños equiparse con los conocimientos y destrezas necesarias para hacerse cargo de su propia sexualidad de manera autónoma.

Intencionalmente orientamos nuestra intervención hacia el desarrollo integral de la niña y del niño, centramos el trabajo de aula en el desarrollo de habilidades que son propios de la tarea educativa. Hemos ido incorporando la noción de la Educación de la Sexualidad como Derecho de las niñas, niños y adolescentes.

Entre los objetivos a que apuntamos, está el que puedan un día ser personas adultas sexualmente sanas, porque han aprendido a:

♦ valorar su propio cuerpo y el de los demás,

♦ expresar su amor e intimidad de forma apropiada,

♦ establecer y mantener relaciones significativas,

♦ evitar toda relación basada en la explotación y la manipulación,

♦ resolver de manera no violenta las situaciones conflictivas,

♦ identificarse y vivir de acuerdo con sus propios valores, sin ser absorbidos por los valores del modelo hegemónico de turno,

♦ hacerse cargo de sus propias acciones,

♦ tomar decisiones libres y responsables,

♦ comunicarse eficazmente con su familia, sus compañeros y su pareja,

♦ expresar su sexualidad de manera congruente con sus propios valores,

♦ ser capaz de reconocer los comportamientos sexuales que humanizan la vida y los que son perjudiciales para sí mismo o para los demás,

♦ buscar información que les permitan mejorar su sexualidad,

♦ conocer y utilizar métodos anticonceptivos eficaces para evitar embarazos no deseados.

♦ prevenir y evitar el abuso sexual,

♦ prevenir y evitar las infecciones de trasmisión sexual,

♦ practicar los auto cuidados, para promover la salud.

El desafío es grande, el terreno muy fértil, día a día nuestras niñas y niños se abren al aprendizaje, vienen con mucha información, juntos intentamos decodificarla, para que puedan ver la sexualidad como un valor capaz de ser vivido con dignidad, con naturalidad, sin miedos, sin moralismos anacrónicos, y sobre todo con la certeza, que educar la sexualidad antes y oportunamente es una obligación de los actores adultos de nuestra comunidad y un derecho inalienable de nuestras niñas y niños.

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